miércoles, 11 de agosto de 2010

q más da!

¿Vale la pena esperar más de dos horas para apreciar la belleza de la naturaleza? Es hermoso viajar y conocer lugares como en Quito: La Ronda, el Panecillo, las iglesias, entre otros lugares. Pero, visitar el Teleférico despierta muchas expectativas.

Al llegar al sitio se puede ver cuánta gente se reúne ahí para pasear junto con sus amigos o familiares, subir al Teleférico o disfrutar de los juegos en Vulcano Park.

Quienes, como yo y los míos, elegimos ir al Teleférico, además de pagar USD 4.50 para ingresar al parque, tuvimos que esperar dos horas aproximadamente. Pero, sí se cancela un valor determinado, por lo menos se espera, el usuario debe recibir un buen servicio. Pero, como somos ecuatorianos, nos hemos acostumbrado al trato que nos quieran dar.

¿Tanto es pedir un buen servicio? Unas sillas, un bebedero, palabras y gestos cordiales... Bueno, por lo menos pudimos entretenernos y disfrutar la espera con los comentarios irónicos y sarcásticos de los compañeros de fila , y viendo los vídeos de música en un televisor.

En pie, haciendo fila tanto jóvenes como adultos sin quejarse, o por lo menos no en alta voz sino entre ellos, anhelando que algunos desistan de seguir esperando o que un ciclista no ingrese a la segunda fila para entrar a las cabinas. ¿Por qué no se reglamenta el ingreso de los deportistas, en que los fines de semana usen las cabinas en un horario que no interrumpa con el flujo de visita de los turistas?

Cuándo, al fin, se llega a la "meta" uno desea que el joven que está a cargo del ingreso de las personas a los coches del Teleférico sea amable. Pero no, lo que se recibe es un trato descortés. Aunque, ya adentro, en las cabinas eso queda atrás.

Mientras se va asciendo, la realidad se desvanece, y sólo se mira hacía atrás para ver como todo disminuye su tamaño y hacía delante para divisar la llegada a la 13ava estación y disponerse a caminar y disfrutar de un hermoso paisaje y vista de la ciudad de Quito, en su máximo esplendor.